Publicado el 19/08/24
19/08/2024 - Pasó otra #CBB, la edición número 13. Cada uno de los integrantes del equipo y alrededores y asociados acompaña este evento desde el inicio, desde diferentes roles, que fueron mutando.
Desde 2016, con más o menos presencia, estuvimos detrás de los números y contratos de por lo menos un proyecto editorial de historieta independiente.
Me gusta pasear por los stands, ver el catálogo creciendo, charlar con los editores, varios de ellos amigos a fuerza de repetir rituales año tras año (Los ritos son importantes, le dijo el Zorro al Principito).
Entrar por Crack, parar en el stand de @pictushistorietas. Charlar con Guillermo, ver novedades, querer comprar todo lo que tiene en el stand y falta en nuestra biblioteca. Que Vicky analice cada libro y pida fecha de salida de las novedades que espiamos en sus redes.
Parar en el stand de @multiversalediciones, saludar a todos, charlar mucho. Preguntar por los números.
Asombrarnos una vez de las novedades de @szamaediciones y de la cabeza de su editor que permanentemente en modo #Cerebro (del dibujito Pinky y Cerebro), arma el plan perfecto para tratar de conquistar el mundo y lo boicotea. Este año nos recibió con Pulpa, un diario de historietas.
Ver en stands pagos a editoriales que llevaban varios años en el espacio de fanzines. Con un catálogo más amplio y una línea editorial bien marcada. Ver editoriales consolidadas, con 10 años de trayectoria, con novedades para presentar cada año, resistiendo, y encontrando una impronta en su línea editorial.
Saludarnos cara a cara con "@manucapt y @loris_z, después de todo un año de intercambios virtuales bastante más aburridos, como el pago de monotributo o la emisión de una factura.
Es muy complejo sostener un proyecto a lo largo del tiempo. En 13 años nuestro país cambió tantas veces, para no cambiar nada que hasta a los que estamos adentro nos cuesta adaptarnos. Más allá del #factorArgentina y los costos del papel, que son un problema mundial, hay otras cuestiones que también influyen en la desaparición o pausa de los proyectos editoriales.
Crecemos. En 13 años pasé de llevar una bebé de un año a acompañar a una adolescente que visita sola la muestra con sus amigas junto con la hermana, lectora voraz, que sabe que stands le gustan y cuáles no.
Cambiamos. Lo que nos parecía fascinante en un momento, deja de serlo. Nos empiezan a interesar o gustar otras cosas y el tiempo es más corto que nuestros intereses, entonces nos movemos de la edición a la producción audiovisual o a otros campos artísticos.
También puede ser que el proyecto quiso abarcar mucho de golpe, mucho más que lo que podíamos. Y se complicó sostener ese impulso en el tiempo. Hay que recordar siempre que los márgenes son chicos. Y tenemos que decidir siempre con los números a la vista. Hay gusto, hay olfato, pero siempre lo bajamos a números concretos.
Otro tema no menor que puede influir es que lo que nos guste, no le gusta a nadie más o no le guste a los lectores suficientes para que la edición sea sustentable.
Pasó otra Crack bang boom. Disfrutamos paseando dos de los cuatro días. Compramos historieta y libros y accesorios. Nos regalaron historietas y charlas y mates y abrazos. Nos encontramos con amigos que lo son por propiedad transitiva. Porque pasaron por el estudio en algún momento y les dimos una mano con algún tema complejo para ellos, porque son amigos de nuestros hermanos, porque son amantes de libros y cualquier cosa que se lea como nosotros, porque están del otro lado del stand, año a año, ofreciendo sus novedades y nos ponemos al día de cómo fue nuestro año. Faltaron algunas caras y algunos stands. Se mantuvo el nivel y la edición editorial de historieta como fortaleza del evento.
¿A quién traerá la 14?